Alexandre
El panorama automovilístico italiano podría vivir un importante punto de inflexión el 3 de abril, cuando Adolfo Urso, Ministro de Made in Italy, ha convocado una reunión con Stellantis. La convocatoria se produce tras repetidos paros de producción en la planta de Mirafiori, situada en el corazón de la industria automovilística italiana, que han suscitado inquietud sobre el futuro del sector del automóvil en la región del Piamonte.
A la reunión asistirán sindicatos, Anfia (Associazione Nazionale Filiera Industria Automobilistica) y representantes de la región del Piamonte, lo que refleja la importancia de este encuentro. El Gobierno italiano y los agentes de la industria local se esfuerzan por impulsar la producción nacional de automóviles, con el ambicioso objetivo de producir un millón de vehículos al año en Italia. Para lograr este objetivo, es crucial un acuerdo con Stellantis, así como escuchar atentamente a los proveedores, trabajadores y autoridades locales implicados en la industria del automóvil.
Esta reunión se produce en un momento difícil para la industria automovilística de Piamonte, con La planta de Mirafiori, de baja 11 semanas. La transición a los vehículos eléctricos, aunque necesaria, representa un reto considerable para la región. Según un estudio de Ires Piemonte, uno de cada dos trabajadores de la industria automovilística piamontesa está en peligro debido a la reducción de componentes necesarios para los vehículos eléctricos, poniendo en peligro casi 20.000 puestos de trabajo.
La industria del automóvil ha sido durante mucho tiempo un pilar de la economía de Piamonte, con una rica historia que comenzó hace veinte años, cuando la región contaba con unas 1.800 empresas del sector. Hoy, sin embargo, el número se ha reducido a unas 750, la industria del automóvil sigue siendo la más importante de la región en términos de valor, representando más del 22 % del total de las exportaciones regionales, con un valor aproximado de 11.000 millones de euros.
En este contexto, todas las miradas están puestas en Stellantis y en el ministro Adolfo Urso, a la espera de anuncios que puedan reactivar la producción en Mirafiori. La introducción de un Fiat 500 de combustiónademás de la versión eléctrica ya en producción, podría ser una de las soluciones previstas para revitalizar la planta y satisfacer la demanda del mercado, salvaguardando al mismo tiempo los puestos de trabajo en la región. Por su parte, Stellantis reafirma que la ejecución de su proyecto Mirafiori Automotive Park 2030.
Por tanto, el 3 de abril podría ser un día decisivo para el futuro de la industria automovilística italiana, un momento en el que los responsables políticos y los fabricantes tendrán que aunar fuerzas para navegar por las turbulentas aguas de la transición ecológica, preservando al mismo tiempo el patrimonio industrial y los puestos de trabajo de Italia. ¿Resultará esta reunión en algún anuncio concreto? Ya veremos...
Stellantis está perjudicando a la industria automovilística italiana al imponer coches totalmente eléctricos, que no se venden lo suficiente. Hay que dar marcha atrás y volver a los motores de combustión híbridos para que las fábricas dejen de cerrar regularmente. Todo eléctrico parece ser cada vez más un dulce sueño que no conviene a muchos clientes.
No fue Stellantis quien impuso el todo eléctrico = su consejero delegado, Carlos Tavares, llegó a cuestionar públicamente la decisión de pasar a ser todo eléctrico en 2035.
Pero como la ecología política en Europa se basa más en dogmas que en hechos, a los ciudadanos europeos les gustaría quedarse con sus viejos coches de combustión interna, imponer a sus vecinos los coches totalmente eléctricos y asegurarse de que el resto del mundo siga comprando coches fabricados en Europa.
El Gobierno italiano hace su trabajo cuando se preocupa por el empleo en su territorio. Pero otra preocupación es la transformación de las marcas históricas italianas en filiales de Peugeot.