
Stellantis se prepara para dar un gran golpe al otro lado del Atlántico. Según varias fuentes cercanas al asunto, el grupo italo-franco-americano podría anunciar en las próximas semanas un nuevo plan de inversiones de 5.000 millones de dólares en Estados Unidos, que se sumarían a los 5.000 millones ya previstos. Así pues, podría inyectar un total de 10.000 millones de dólares en los próximos años, principalmente para modernizar plantas, relanzar centros inactivos, crear empleo e introducir nuevos modelos. Illinois y Michigan, dos bastiones históricos de la industria automovilística estadounidense, estarían en el centro de este plan.
¿Por qué Stellantis apuesta tanto por Estados Unidos y no por Europa, cuna de algunas de sus marcas emblemáticas como Fiat, Peugeot, Citroën, Alfa Romeo y Lancia?
Jeep, Dodge y Chrysler en la línea de fuego
Con este plan, Stellantis pretende relanzar sus marcas históricas americanas. Jeep y Dodge siguen siendo pilares muy rentables, y el grupo se plantea incluso el regreso de Chrysler, con la idea de un nuevo muscle car V8 y la reapertura de la planta de Belvidere (Illinois). Esta planta, actualmente inactiva, podría volver a emplear a 1.500 trabajadores para producir un nuevo pick-up Ram, un modelo estratégico en un mercado en el que los pick-ups siguen siendo los reyes.
Esto marca una ruptura con los años de Carlos Tavares, cuando se hizo hincapié en la producción en países de bajo coste como México y en la inversión masiva en electrificación en Europa, una apuesta que no ha resultado tan rentable como se esperaba.
Europa, un mercado bajo presión
En Europa, Stellantis se enfrenta a varios obstáculos:
- Un mercado menos rentable: a pesar de vender más que en Estados Unidos, el margen por vehículo es mucho menor.
- Lenta electrificación: la demanda de coches eléctricos sigue siendo débil, lo que retrasa los proyectos y nos obliga a mantener las versiones con motor de combustión.
- Un contexto normativo restrictivo: las normas de CO₂, la presión política y la incertidumbre en torno a las ayudas públicas complican la estrategia.
La prueba está en las cifras: en 2024, Stellantis vendió 2,5 millones de coches en Europa (casi el doble que en Norteamérica), con 126.800 empleados y una facturación de 59.000 millones de euros. En Norteamérica, en cambio, sólo se vendieron 1,4 millones de coches, con 75.500 empleados y una facturación de 63.000 millones de euros. En otras palabras, menos coches, menos empleados, pero más ingresos.

Si echamos la vista atrás, la tendencia es aún más clara: entre 2021 y 2023, las ventas en Norteamérica oscilarán entre 69.000 y 88.000 millones de euros, muy por delante de Europa.
Una lógica implacable
Desde un punto de vista puramente económico, Stellantis acierta al concentrar sus esfuerzos en Estados Unidos. El mercado americano es donde los márgenes son más altos, donde los pick-ups y los SUV se venden a precios elevados y donde el renacimiento de marcas como Jeep y Dodge puede dar buenos frutos.
En Europa, en cambio, la presión normativa, el aumento de los costes salariales y la transición forzada a los vehículos eléctricos reducen las perspectivas de rentabilidad. Si Stellantis quiere volver a los 80.000-90.000 millones de euros de ventas anuales en Norteamérica, invertir 10.000 millones de $ en este mercado estratégico es una decisión pragmática.
Una nueva era con Antonio Filosa
Bajo la dirección de su nuevo CEO, Antonio Filosa, Stellantis está preparando un plan industrial global, que se espera esté terminado para el primer trimestre de 2026. Filosa ya ha iniciado una profunda revisión de la estrategia de la empresa, recortando ciertos proyectos considerados no estratégicos en Europa, como el hidrógeno, y considerando la venta de Free2move, la filial de car sharing en dificultades. El mensaje es claro: a partir de ahora, el Grupo elegirá sus batallas. Y Estados Unidos parece ser el terreno de juego más rentable.
Bueno, como buen hijo de Merchione, va a hacer lo mismo... América es dinero fácil y Europa e Italia (Francia también, por supuesto) pueden ir a quejarse a los gobiernos. Lógica económica por encima de todo