
La historia parece sacada de una película de fantasía. Sin embargo, tuvo lugar este verano en los terrenos de una gran mansión escocesa, donde el coleccionista británico Simon Kidston, propietario de rarezas como un Lamborghini Countach LP400 Periscopio de 1977, asistía a una boda familiar.
Para la ocasión, se transportaron seis coches a la finca, entre ellos un Miura negro... y el famoso Countach morado, que se había utilizado el día anterior como coche para el cóctel.
A la mañana siguiente, mientras los invitados se recuperaban de la boda con un desayuno tardío, una pregunta cruza la sala con educada preocupación: "¿Has movido el coche?". Kidston, sorprendido, dice que no. Las llaves del Countach están... en su bolsillo.
Imágenes de vigilancia: una puesta en marcha imposible de explicar
El resto es paranormal. Kidston salió al exterior, descubrió el coche atascado en un arbusto e inmediatamente comprobó las cámaras de seguridad del castillo. Los vídeos son indiscutibles: a las 9.21 de la mañana, el Countach empieza a moverse. Solo. Nadie a bordo, nadie alrededor. El V12 no rugió realmente, pero el coche se deslizó ligeramente hacia delante, se detuvo durante unos treinta segundos, luego despegó de nuevo, cruzó un grupo de árboles, subió una ligera pendiente y acabó encallado en un arbusto. Un poco más a la derecha, se incrustó en el muro de piedra del edificio. Unos centímetros a la izquierda, y se fue ladera abajo hacia... el río. Kidston comparte imágenes del incidente, que describe como un "misterioso caso de un castillo escocés encantado".

El rescate del Lamborghini... y las primeras hipótesis
Hizo falta la fuerza combinada de un comerciante de vinos, un granjero, un Toyota Hilux y un batallón de jóvenes invitados aún nublados por la noche para sacar al Countach de su arbusto protector. Milagrosamente, el supercoche escapó con sólo unos arañazos bajo el morro. El enigma persiste. ¿Cómo puede un Lamborghini 1977, sin electrónica moderna, ¿puede ponerse en marcha sin nadie al volante y sin llaves en el contacto?


Kidston, divertido pero perplejo, plantea dos posibles explicaciones: un cortocircuito provocado por la humedad escocesa... o un fantasma del castillo, obviamente amante de los bellos coches italianos. Kidston señala que el coche fue restaurado ocho años antes, que todo el sistema eléctrico es original y que nunca ha fallado. No hay relés fundidos, ni cableado quemado, ni componentes defectuosos. Todo funciona como debe.
¿Fantasma escocés o capricho de coche italiano?
La versión más razonable implica un cortocircuito lo suficientemente preciso como para enviar un impulso eléctrico al motor de arranque, en un coche que se ha dejado en marcha. Pero esta sucesión de acontecimientos improbables tendría que producirse exactamente en el momento justo, con la intensidad justa, sin provocar después la más mínima avería. La versión más mística: entre la humedad matinal, el castillo, el V12 al ralentí y la reputación de la electrónica italiana de los años 70... un fantasma escocés simplemente decidió dar una vuelta matinal con el Countach.