Según este vendedor de Lamborghini: "75 clientes de % son jóvenes que no pueden permitirse comprarlos".

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En el imaginario colectivo, cualquiera que proceda de un Lamborghini es inevitablemente rico. Pero para Ed Bolian, un antiguo vendedor de Lamborghini que se ha convertido en uno de los principales coleccionistas de supercoches del mundo, la realidad dista mucho de la lujosa imagen que retratan las redes sociales. Tras el ruido de un V10 o la agresiva silueta de un Huracána menudo esconde... un préstamo.

En el podcast The Iced Coffee Hour, Bolian deja claro que la mayoría de los compradores son jóvenes, entusiastas y en gran medida incapaces de permitirse el precio de estos coches. Según él, "75 % de los clientes financian su Lamborghini". No porque sea una estrategia financiera inteligente, sino simplemente porque no pueden permitírselo de otra manera.

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Los jóvenes... y sus Huracanes inasequibles

Lamborghini Huracán EVO

El nuevo Lamborghini Huracán (sustituido por el Temerario), tenía un precio de unos 220.000 euros o 250.000 $ (sin opciones, versiones especiales, etc.). Un precio asombroso, pero que no parece frenar a muchos jóvenes a la hora de pedir uno. Bolian lo explica por el hecho de que el mercado americano está acostumbrado al endeudamiento extremo, y que diez, doce o incluso quince años de financiación no son un choque para nadie. Para él, el conductor de un supercoche reciente no es en absoluto un indicador fiable de riqueza. Incluso llega a decir

"Si ves a alguien conduciendo un supercoche de menos de cinco años, no des por sentado que es rico. Un Huracán nuevo no es signo de riqueza".

Según su experiencia, los "verdaderos" ricos suelen ser los que conducen supercoches de época o icónicos, como un F40 o un Murciélago con un largo historial. Estos coches casi nunca se financian, y su mantenimiento disuade a los compradores impulsivos.

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Entre la imagen falsa y los clientes reales

En el vídeo, Bolian también relata el día a día de un vendedor de Lamborghini que se enfrenta a un fenómeno bien conocido en los concesionarios: gente que quiere parecer rica. Relojes falsificados, ropa de lujo llamativa, una actitud demasiado ansiosa por conseguir una prueba de conducción... Para Bolian, las señales son fáciles de detectar. Suelen ser visitantes que sólo buscan conducir coches que nunca podrán comprar.

Por el contrario, los compradores serios son a veces los que tienen dudas, los que saben que van a tener que "estirar" sus finanzas, los que hacen preguntas concretas sobre el uso diario, el seguro o los costes de mantenimiento. Y aquí, de nuevo, Bolian rompe un mito: los clientes que realmente pueden pagar al contado son, según él, los más difíciles de convencer, a diferencia de los que tardan en financiar el coche de sus sueños.

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Cuando la pasión va más allá de la razón

El antiguo vendedor también describe situaciones en las que comprar un coche es objetivamente una mala idea. Recuerda a un hombre que volvió durante años con un Aston Martin DB9 por el que aún debía 100.000 dólares, a pesar de que valía la mitad. Un caso extremo, como se ve a menudo en los concesionarios premium americanos. Y sin embargo, este hombre acabó marchándose con un Aston Martin nuevo, feliz, consciente de que había sufrido una pérdida enorme, pero decidido a vivir su sueño.

Una observación inquietante... pero que dice mucho de nuestro tiempo

Los comentarios de Ed Bolian no pretenden denigrar a la marca de Sant'Agata Bolognese, sino todo lo contrario: el atractivo de Lamborghini es tal que mucha gente está dispuesta a endeudarse seriamente para acercarse a él. Su testimonio revela una verdad que rara vez se admite: el superdeportivo moderno se ha convertido en un objeto social antes que mecánico. Sirve para impresionar, para alimentar las redes sociales, para construirse una personalidad... hasta el punto de que algunos no dudan en simular riqueza con ropa de diseño o accesorios falsos.

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Bolian, en cambio, prefiere admirar a los que conducen mucho, que aceptan las imperfecciones, las gravilla y los parachoques desgastados. Los que viven su pasión, aunque eso signifique que su Bugatti o su Lamborghini ya no sean perfectos. Al fin y al cabo, para él, el uso revela más la pasión que el precio.

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3 reseñas en "Selon ce vendeur Lamborghini : « 75 % des clients sont des jeunes qui n’ont pas les moyens de les acheter »"

  1. Lo mismo ocurre con vehículos más comunes. Cuando pedí un RS4, el vendedor me dijo que a menudo veía coches devueltos de clientes que no podían permitirse el crédito y los costes de funcionamiento. Lo mismo para los otros alemanes. Sin esperanza 😔

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  2. Comprar un Lamborghini sin medios para mantenerlo, o comprarlo con un largo préstamo, no tiene sentido. Recuerda a quienes visten imitaciones de marcas de lujo pero no pueden permitirse comprar los productos de las marcas en cuestión. Y lo peor es que si uno se presenta en un concesionario con un cargamento de falsificaciones a cuestas, lo pueden ver a 100 kilómetros de distancia.
    Y en cualquier caso, la ropa no hace al hombre, Bill Gates lleva relojes Casio de menos de 50 dólares, así que ¿quién podría comprarse un reloj de lujo caro?

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  3. Tiempos extraños. Bueno, en Europa, dado que es muy difícil conducir un monstruo así a diario (carreteras, plazas de aparcamiento demasiado pequeñas, además de los sempiternos atascos y límites de tráfico), muy rara vez veo a jóvenes al volante, incluso en Suiza.

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