
A Ferrari El Testarossa blanco de 1986, en su rara configuración "Monospecchio", acaba de ser subastado por RM Sotheby's en Munich. ¿Precio? 331.250 euros. Una suma impresionante para un Testarossa... pero lógica para los entendidos. Porque detrás de este modelo se esconde una historia a la vez técnica, reglamentaria y estética, que lo convierte en uno de los símbolos más llamativos de los años ochenta.
Venta de lujo en Múnich
El 18 de octubre de 2025, en el corazón del prestigioso Motorworld de Múnich, RM Sotheby's organizó una de las subastas más esperadas del otoño. Esta cuarta edición alemana reunió lo mejor del automóvil clásico: supercoches modernos, iconos del pasado y rarezas de época.
Pero entre los Ferraris expuestos, había uno que atraía todas las miradas: un Testarossa 'Monospecchio' Bianco/Nero, es decir, blanco con interior negro, certificado Ferrari Classiche y acompañado de su preciado 'Libro Rojo'.
Este ejemplar, entregado nuevo en Calabria en 1986 y con 55.318 km, se benefició de una revisión completa del motor en 2022 (factura de más de 23.000 euros), incluido el embrague, los inyectores y las juntas. El impecable estado del coche y su claro historial explican en parte el precio final, superior a la media del mercado. Pero eso no es todo.
" Monospecchio: el misterio del espejo retrovisor único

Lo que hace que este modelo sea tan especial es este singular detalle: un único espejo retrovisor, montado en lo alto del pilar A del conductor. A primera vista, una elección extraña para un supercoche de 1,97 metros de ancho, donde la visibilidad trasera ya es todo un reto. Pero no se trata de un error ni de una coquetería estética.
En Italia, a mediados de los 80, la normativa de homologación sólo exigía un retrovisor exterior, en el lado del conductor. Ferrari aprovechó esta tolerancia para optimizar la aerodinámica de su nuevo GT con motor plano de 12 cilindros. Tras las pruebas realizadas en el túnel de viento, los ingenieros descubrieron que un solo espejo reducía la resistencia y mejoraba la estabilidad a altas velocidades. Y como menos elementos significaban un flujo de aire más limpio, nació el "Monospecchio".
Icono de los 80
Lanzado en 1984, el Ferrari Testarossa ya era una revolución estilística firmada por Pininfarina: líneas afiladas, enormes branquias laterales y un motor plano derivado del 512 BB. Pero esta versión "Monospecchio", producida sólo entre 1984 y 1986, se convertiría en un manifiesto del diseño automovilístico de los 80.

El retrovisor único, situado en lo alto de la puerta, daba al Testarossa un aspecto futurista, casi conceptual. A partir de 1987, la legislación italiana cambió: los dos retrovisores pasaron a ser obligatorios. Ferrari adaptó su modelo, y el "Monospecchio" se convirtió en una versión rara y especial.
La rareza hace subir los precios
En el mercado de coleccionistas, esta configuración es el grial. Según los expertos, sólo se fabricaron 15 ejemplares en blanco ("Bianco") con interior negro. El resultado: este Testarossa "Monospecchio" alcanzó los 331.250 euros en Múnich, muy por encima del valor medio de un Testarossa clásico (unos 165.000 euros).
Algunos ejemplares especialmente raros, como las versiones especiales Koenig o Spider, se venden por más de un millón de euros, pero en la categoría de "berlina cerrada estándar", el "Monospecchio" sigue siendo el rey indiscutible de las ventas.

oddio... i tubi di scarico "disallineati" potevano anche farli sistemare, dai...