
Lewis Hamilton no llegó a Ferrari para hacer números. A sus 40 años, el siete veces campeón del mundo tiene una ambición intacta: ganar un octavo título mundial. Y tiene clara una cosa: se niega a acabar como Fernando Alonso o Sebastian Vettel, dos ex campeones que llegaron a Maranello con grandes esperanzas pero se marcharon sin corona.
Desde su llegada a Scuderia Ferrari en 2025, Hamilton está más implicado que nunca. Resultados dispares en la pista, mejor posición P4 hasta la fecha, pero entre bastidores, el británico se muestra inquieto. No es cuestión de que siga el mismo camino que sus predecesores. Aumenta el número de reuniones, visitas a Maranello e intercambios técnicos. Su mensaje es claro: si Ferrari quiere tener alguna esperanza de ganar el título, tiene que cambiar radicalmente, y rápido.
Informes, reuniones, un método
Hamilton no esperó a que las cosas se arreglaran solas. Durante la pausa estival entre Silverstone y Spa, realizó varias visitas a la fábrica de Ferrari, reuniéndose no sólo con los ingenieros, sino también con los más altos ejecutivos: John Elkann (Presidente), Benedetto Vigna (Director General) y, por supuesto, Frédéric Vasseur (Director del equipo).
No se ha contentado con simples discusiones. Ha enviado tres documentos estratégicos al equipo desde el inicio de la temporada. ¿Su contenido? Propuestas concretas sobre áreas de mejora: organización interna, gestión del desarrollo y, sobre todo, diseño del monoplaza.
"Incluso trabajé con 30 ingenieros para depurar la versión 2026 probada en el simulador", confió Hamilton.
La sombra de Alonso y Vettel
¿Por qué tan implacable? Porque Hamilton conoce la historia reciente de Ferrari. Como él mismo señaló, Fernando Alonso (2009-2014) y Sebastian Vettel (2015-2020) lo dieron todo, pero nunca lograron el Santo Grial. Solo Kimi Räikkönen logró ganar un título de pilotos en 2007 con los colores de la Scuderia.
"Kimi, Fernando, Sebastian... todos campeones. Y sin embargo no llegaron a ser campeones con Ferrari. Tampoco quiero que ese sea mi caso", declaró.
Lo que propone Hamilton va mucho más allá de la conducción. Quiere influir en la cultura de trabajo de Ferrari, cambiar los métodos de desarrollo y reforzar la coherencia entre los departamentos.
"Es una organización gigantesca, con muchas piezas móviles. No todas funcionan a pleno rendimiento. Mi papel es cuestionar cada área, cada decisión", explica.
Lejos de provocar tensiones, sus intervenciones parecen ser bien recibidas. Según Hamilton, el equipo es "increíblemente receptivo". Ya se han aplicado cambios, algunos visibles, otros más sutiles.
Objetivo: ganar
Hamilton insiste: "Estoy aquí para ganar. Y cree en ello. Ve un potencial inmenso en Ferrari, una pasión única y un patrimonio por sublimar. No se trata sólo de ganar otro título, se trata de hacer historia.
"Realmente creo que Ferrari puede volver a ser campeón del mundo. Pero mientras esté aquí, ese es mi único objetivo.
No cabe duda de que Lewis Hamilton tiene buenas ideas, pero necesita adelantarse a Charles Leclerc en las carreras si quiere tener alguna esperanza de ganar un 8º título.