
A menos de un mes para los primeros tests de invierno en Barcelona, el Fórmula 1 aún no ha sacado sus nuevos monoplazas, la batalla ya ha comenzado. Y tiene lugar lejos de los circuitos, en los pasillos de la FIA, en torno a un detalle técnico que se ha vuelto explosivo: el control de la relación de compresión de los motores de 2026. A pesar de la validación actual de la interpretación defendida por Mercedes, Ferrari, Audi y Honda no se rinden. La presión es cada vez mayor, y un cambio de las reglas durante la temporada está ahora claramente sobre la mesa.
Una polémica que se niega a desaparecer
Desde hace varias semanas, el paddock bulle con el "caso Mercedes". Se trata de una zona gris en el reglamento de motores de 2026 que impone una relación de compresión máxima de 16:1... pero solo durante las pruebas estáticas a temperatura ambiente. Una sutileza explotada por Mercedes y retomada por Red Bull Powertrainslo que habría permitido diseñar una unidad de potencia capaz de aumentar esta relación una vez que el motor estuviera en condiciones reales de funcionamiento. Hasta ahora, la FIA ha dictaminado: mientras las medidas en frío sean correctas, el motor es legal. La decisión sorprendió a Ferrari, Audi y Honda, convencidos de que esta interpretación iba en contra del espíritu del reglamento. Sin embargo, a pesar de esta luz verde oficial, el caso dista mucho de estar cerrado.
Ferrari se niega a abandonar el caso
Según las últimas informaciones procedentes de Italia y del paddock, Ferrari sigue uniendo fuerzas con Audi y Honda para obtener cambios en los procedimientos de las pruebas. El objetivo ya no es simplemente obtener una aclaración, sino presionar a la FIA para que revise la forma en que se mide la relación de compresión, integrando parámetros vinculados a las condiciones de funcionamiento en caliente. El argumento central sigue siendo el mismo: un monoplaza debe cumplir el reglamento en todo momento del fin de semana, y no sólo en un garaje con el motor frío. Para Maranello y sus aliados, aceptar el statu quo equivaldría a institucionalizar una forma de elusión reglamentaria, con el riesgo de congelar la jerarquía en cuanto se ponga en marcha el nuevo ciclo técnico.
Se plantea una ventana de 6 a 7 Grandes Premios
Por primera vez, empieza a perfilarse un posible calendario. Internamente, la FIA está estudiando la posibilidad de introducir nuevos criterios de pruebas después de los seis o siete primeros Grandes Premios de la temporada 2026. Sería un plazo suficiente para permitir a los fabricantes de motores afectados adaptar sus unidades de potencia en caso necesario, sin revisar completamente su arquitectura. Esta hipótesis estaría en consonancia con el ADUO (Additional Development and Upgrade Opportunities) previsto por la Federación para suavizar las diferencias de rendimiento entre los fabricantes de motores. Cada cinco o seis Grandes Premios, la FIA debe analizar el rendimiento medio de los motores. Los que se sitúen por debajo de un umbral predefinido podrán beneficiarse de ventajas en términos de presupuesto, tiempo en el banco de pruebas e incluso una nueva homologación.
La FIA se enfrenta a un importante dilema político
La situación pone a la Federación en una posición delicada. Por un lado, se dice que Mercedes ha discutido el desarrollo de su motor de 2026 con la FIA por adelantado, lo que hace que cualquier marcha atrás sea legal y políticamente delicada. Por otro, permitir que esta interpretación continúe expone a la F1 a una cascada de protestas técnicas desde las primeras carreras. Tanto si la FIA decide intervenir como si no, una cosa es cierta: el campeonato de 2026 empezó mucho antes de la primera luz verde. Ferrari, Audi y Honda saben que se juegan mucho. Se esperan nuevas informaciones el 2 de enero de 2026, fecha en la que se reabrirán las fábricas de F1.