Hay capítulos que los fabricantes de automóviles prefieren dejar en la sombra. En Alfa RomeoAunque Alfa es una marca rica en obras maestras de la mecánica y en iconos con pedigrí deportivo, uno de estos capítulos tiene un nombre: Arna. Modelo nacido de una improbable alianza con Nissan a principios de los 80, debía salvar a Alfa... y acabó siendo el mayor fiasco de la historia de la marca.
Y, sin embargo, hoy resurge un Arna en Italia, a un precio que haría sonreír hasta al más apasionado de los Alfisti. Pero antes de llegar a eso, echemos un vistazo a una historia tan fascinante como caótica.
1980: el pacto italo-japonés para crear el coche compacto ideal
La fecha fue el 9 de octubre de 1980, en Tokio. Takashi Ishihara por Nissan y Ettore Massacesi por Alfa Romeo firmaron la creación de AR.N.A. S.p.A. (Alfa Romeo Nissan Autoveicoli). El objetivo era diseñar un modelo compacto capaz de competir con el Volkswagen Golf y el Lancia Delta, en un momento en que la empresa estatal Alfa Romeo sufría financiera y tecnológicamente.
Para Nissan, el acuerdo fue un regalo del cielo: una forma de entrar en un mercado europeo muy protegido. Para Alfa Romeo, era la promesa de un modelo fiable, económico y moderno. ¿El resultado? Un vehículo híbrido en todos los sentidos de la palabra: chasis, carrocería y acabado Nissan Cherry, motor bóxer, caja de cambios, dirección y eje delantero Alfasud. Sobre el papel, la unión parecía lógica. En realidad, iba a convertirse en una lección de marketing automovilístico.
Cuando ningún público lo adopta
Pero esta combinación no convenció a... nadie. Los Alfisti se burlaban de un modelo que no parecía un Alfa y cuyo comportamiento en carretera no tenía nada de la deportividad del Milán. Los fans de los coches japoneses, por otro lado, preferían... comprar un Nissan Cherry, que era más fiable y estaba mejor ensamblado.
El Arna se convirtió rápidamente en un símbolo del fracaso industrial. Entre 1983 y 1987, sólo se produjeron 53.047 unidades antes del cierre de la cadena de montaje. Fue tal la ruina que el Estado italiano, a través del IRI, se vio asfixiado financieramente... allanando el camino para la adquisición de Alfa Romeo por Fiat.
¿Y hoy? ¡Un Arna en venta!
Es este contraste entre fiasco y rareza lo que hace especialmente delicioso el siguiente anuncio. En el sitio italiano de anuncios clasificados subito.it, un Alfa Romeo Arna 1.3 TI de 1984, situado en Bérgamo, se ofrece a la venta por 15.000 euros.
El anuncio detalla una versión particularmente rara:
- una de las 200 unidades destinadas al mercado alemán,
- 174.000 km,
- pintura original,
- ni rastro de óxido,
- y documentación completa.
El vendedor insiste en que el coche está en "excelentes condiciones", lo que para un Arna es casi un milagro. Hace apenas unos años, nadie habría imaginado que un Arna llegaría a valer más que un Alfetta o un 75 en buen estado. Pero el mercado de los "youngtimers" adora las paradojas: cuanto más raro es un modelo, más intrigante resulta, incluso cuando su reputación es desastrosa.
El Arna cumple todos los requisitos del coleccionista inesperado: fracaso comercial, producción limitada, relato histórico único, mecánica Alfa, diseño totalmente fuera de lo común y, sobre todo, muy pocos ejemplares supervivientes. Lo que en su día fue una broma entre Alfisti se ha convertido en una curiosa pieza de la historia del automóvil, con un precio que sube poco a poco.
El Alfa Romeo Arna se ha convertido en el símbolo perfecto de lo que no se debe hacer: perder la identidad de una marca en compromisos industriales y políticos. Es un recordatorio de que el alma de Alfa Romeo -su diseño, sus sensaciones, su carácter- no puede injertarse artificialmente en una base que no comparte ni su filosofía ni su estilo. El motor Alfa Romeo no era suficiente. Tampoco la cadena cinemática italiana.
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