Este Alfa Romeo Iguana concept con motor V8, que parece un DeLorean, utiliza una base que vale su peso en oro

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A finales de los años sesenta, cuando la industria automovilística italiana vivía su época dorada de diseño y competencia, un joven estilista llamado Giorgetto Giugiaro decidió emprender su propio camino. En 1968 fundó Italdesign, una oficina de diseño que redefiniría el automóvil moderno. ¿Su primer gran proyecto? A Alfa Romeo audaz, futurista, casi irreal: el Alfa Romeo Iguana.

La serpiente se convierte en lagarto

Presentada por primera vez en el Salón del Automóvil de Monza y, posteriormente, de forma oficial en el Salón del Automóvil de Turín de 1969, la Iguana era un concept car basado en el Alfa Romeo 33 Stradale, uno de los deportivos más exclusivos y espectaculares jamás producidos por la marca del Biscione. Giugiaro tomó el chasis nº 750.33.116 de este civilizado coche de carreras, el Tipo 33/2 Stradale, y lo transformó en un concepto rodante. Un modelo que hoy se cotiza entre 1 y 2 millones de euros (precios registrados en subastas recientes).

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Bajo su apariencia felina, el Iguana alberga un V8 de aluminio de 2,0 litros derivado directamente de la competición. Un motor de 230 CV a 8.000 rpm, capaz de llevar a este coupé ultraligero de 700 kg a velocidades superiores a los 260 km/h. Más tarde, por razones de fiabilidad, este bloque fue sustituido por el V8 de 2,6 litros del futuro Alfa Montreal, que seguía produciendo 200 CV. Estaba acoplado a una caja de cambios Colotti de seis velocidades, una rareza en aquella época.

Foto Petrolicious

Diseño futurista

Visualmente, el Alfa Romeo Iguana, presentado en 1969, parece un cruce entre un Lamborghini de los años 70 y un DeLorean de los 80. Aquí, Giugiaro se atreve con líneas angulosas y tensas, siempre equilibradas. La carrocería de fibra de vidrio está pintada en un brillante gris metalizado, mientras que el techo y los pilares están cubiertos de metal cepillado, un efecto que Giugiaro reutilizaría más tarde en el DeLorean DMC de 1981.

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A bordo, el ambiente es minimalista, casi industrial. Las superficies metálicas y la luz natural que entra por el techo de cristal dan a la Iguana un aire futurista.

Un concepto influyente

Aunque el Alfa Romeo Iguana sigue siendo único, ha dejado una huella imborrable en la historia del diseño automovilístico. Su perfil bajo, el parabrisas hundido bajo el capó y las aletas integradas inspiraron directamente modelos legendarios como el Maserati Bora (1971), el Maserati Merak (1972) e incluso algunos Ferrari diseñados por Pininfarina.

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Maserati Bora. Foto RM Sotheby's
Maserati Merak
DMC DeLorean

Este concepto ya anunciaba el lenguaje visual de los años 70, con atrevidas superficies acristaladas y estructuras a la vista. Con su alerón ajustable eléctricamente, sus ventanillas envolventes y sus pilares cromados, el Iguana combinaba prestaciones y ciencia ficción mucho antes de su tiempo.

Hoy, el único ejemplar del Alfa Romeo Iguana descansa en el Museo Storico Alfa Romeo, testimonio de una época en la que el diseño italiano se atrevía con todo. El concepto nunca pasó de la fase de prototipo, pero ayudó a dar forma a la visión moderna del coupé deportivo italiano: ligero, escultural y tecnológicamente avanzado.

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